• Este 13 de junio se cumplen 73 años del natalicio del escritor, poeta y traductor chihuahuense

Indigenista combativo y de conciencia originaria; lingüista multidisciplinario que se describía así mismo como un “latinista” de formaciones clásicas; amante de la tierra y sus raíces, Carlos Montemayor sintetiza esa conciencia social desde la literatura mexicana contemporánea, desde un imponente espectro de sí que no se ha logrado suplantar desde su fallecimiento hace 10 años.

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, recuerdan este 13 de junio el 73 aniversario del natalicio del poeta, escritor, traductor y cantante de ópera originario de Parral, Chihuahua. 

Para el poeta Marco Antonio Campos, a Carlos Montemayor se le puede ubicar en dos áreas del conocimiento literario: “Por el lado creativo fue tan buen prosista como poeta y fue uno de los árboles más altos de la literatura mexicana reciente”. Por otro, resaltó su destacado papel como divulgador de las literaturas indígenas y traductor de los clásicos grecolatinos: “A mí me impresiona su novela Guerra en el paraíso (1991) y su libro de poemas Finisterra (1982)”.

En el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, el escritor expuso en entrevista que la más grande aportación que dejó el autor de Escritores indígenas actuales I y II (1992) fue hacer vigente la guerrilla y la literatura de los pueblos originarios. Empero, consideró que no hay alguien que actualmente emule su vasto trabajo: “Dejó lectores y gente que admira su obra, pero no dejó discípulos. Fui su amigo y muchas veces no puedo ver su foto porque me duele”, reconoció.

Sobre esa línea, Susana de la Garza señaló que a 10 años de su fallecimiento “hace falta Carlos Montemayor”, ya que aún persisten injusticias en sectores sociales históricamente relegados, como las comunidades indígenas y las familias de los desaparecidos, temáticas que Montemayor trabajó insistentemente en sus obras.

“No nada más era la parte social, sino también en la música, la poesía. Entonces creo que Montemayor nos hace falta, porque además nos guiaba, ya que muchas personas a lo mejor no estábamos inmersas en las problemáticas, pero leyéndolo ibas entendiendo más los procesos políticos”, destacó en entrevista.

El escritor chihuahuense Ramón Gerónimo Olvera fue más allá de la condición polifacética de su mentor, pues lo describió como “un hombre del alto Renacimiento”, que lo mismo podía estar traduciendo la poesía de Catulo o poesía maya, que escribir un libro sobre la guerrilla o un ensayo sobre Efraín Huerta, o grabar un disco con cantos napolitanos y música de María Grever: “Su obra fue un ejemplo de un crisol sumamente amplio en la que había prácticamente todos los géneros y gran parte de la historia de la literatura y la humanidad”.

El también directivo de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) destacó el papel moral que jugó Carlos Montemayor como promotor de escritores chihuahuenses, por lo que le dedicó un ensayo incluido en la compilación El sol sobre los ojos (2014).

Carrera multipremiada       
 

Carlos Montemayor nació el 13 de junio de 1947. Estudió Derecho y la maestría en Letras Iberoamericanas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como Estudios orientales en El Colegio de México. Fue jefe de redacción de la Revista de la Universidad de México; fundador y director de Casa del Tiempo; integrante de la Academia Mexicana de la Lengua (AML); de la Real Academia Española, así como miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) desde 1994.

Obtuvo el doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma Metropolitana (1995); Premio Xavier Villaurrutia (1971) por Las llaves de Urgell; Premio de Novela del Cincuentenario de El Nacional (1979); Premio de Letras del Estado de Chihuahua Tomás Valles Vivar (1985); Premio Alfonso X de Traducción Literaria (1989); Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares (1990); Premio Nacional de Narrativa Colima para Obra Publicada (1991); Premio Ciencias y Artes de Yucatán y Medalla Yucatán (1993), el Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 1993 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, entre otros.

El Premio Bellas Artes de Testimonio Carlos Montemayor se convocó por primera vez en 1982 y, para la edición 2018, cambió a Premio Bellas Artes de Crónica Literaria Carlos Montemayor. Falleció el 28 de febrero de 2010 en la Ciudad de México.

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