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Tierra Santa. Invitación al vuelo, de Carlos Pellicer (1897-1977), muestra la relación entrañable que estableció el poeta tabasqueño con Tierra Santa en Israel y Palestina, a decir de su sobrino Carlos Pellicer López, narrador y artista plástico, quien presentó el libro en la Capilla Alfonsina.

En la actividad organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, también participaron las poetas Lucía Rivadeneyra, Rosa Isabel Gaytán y los escritores Vicente Quirarte y Alberto Enríquez Perea.

El volumen agrupa desde postales hasta cartas, todo lo relacionado con los cuatro viajes que realizó el autor de Colores en el mar (1921) a los denominados lugares santos de acuerdo con la tradición judeocristiana.

“En el libro el lector encontrará la relación que tuvo mi tío con Tierra Santa, para él era entrañable porque antes que nada era un cristiano totalmente convencido; sus viajes eran la constatación de pisar la tierra que había pisado Jesucristo”, comentó.

“La relación queda clara, y no solamente lo que produjo en cartas que se escribieron desde ahí a diferentes amigos o parientes, sino también los poemas que le inspiró Palestina, todo entretejido con un estudio acucioso de mi tío”, explicó en entrevista Pellicer López, quien es el guardián del archivo de Pellicer Cámara.

Por su parte, Lucía Rivadeneyra afirmó que un valor del libro son las fotografías del Pellicer viajero, que en una de sus visitas a Israel fue acompañado de José Vasconcelos. Además, recordó mediante lectura una confesión del tabasqueño sobre sus viajes.

“El destino me ha hecho viajar por más de medio mundo, ya he dicho en alguna ocasión, a propósito de mis viajes, que siendo un hombre sin capital, lo debo todo a mi buena suerte, siempre he viajado con el dinero del sufrido pueblo mexicano y apenas dos o tres veces ha sido gracias a invitaciones que he tenido el honor de recibir y el placer de aceptar”, leyó Rivadeneyra.

En su intervención, el poeta Vicente Quirarte reconoció el cuidado del archivo Pellicer que realiza Carlos Pellicer López y destacó la labor que llevó a cabo el historiador Alberto Enríquez Perea para publicar Tierra Santa. Invitación al vuelo.

“Es una investigación realmente ejemplar, veo una labor muy minuciosa. Le pregunté a Alberto cuánto tiempo le llevó hacer esta reconstrucción biográfica de la vida de Pellicer, no solamente en Tierra Santa, sino antes de llegar a su destino, su paso por París, por ciudades europeas antes de desembocar en Tierra Santa”, dijo Quirarte.

Respecto del libro, la también especialista en relaciones internacionales, Rosa Isabel Gaytán hizo la valoración de un volumen “hermoso por su manufactura y contenido. Este libro me habla de un poeta que conocí primero por su obra, Hora de junio (1937), aunque su nombre parece haber estado siempre a mi lado. Entrar a Tierra Santa. Invitación al vuelo es eso, entrar a un sitio sacro habitado por un hombre joven, vital y expectante, maravillado e interrogador”, refirió.

Gaytán también destacó las actividades políticas que, dijo, dejan ver el talante del escritor que “en 1965, a los 68 años, estuvo sobre el techo de un automóvil frente al Hemiciclo a Juárez, arengando contra la invasión de Santo Domingo; ya andaba en los 75 cuando se metió al paso de un desfile oficial en Villahermosa, Tabasco, con un letrero que decía: ‘los campesinos nos dan de comer, pero no comen. También fue antiimperialista”.

Finalmente, Enríquez Perea recordó a Pellicer y su voz potente, como museógrafo y como político, al que vale la pena redescubrir, pues, afirmó, “es un océano”.