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Diario negro de Buenos Aires, de Federico Bonasso, es un volumen que no es una novela en el sentido más estricto de la palabra, sino una mezcla de diario, crónica, auto de fe, confesión de parte y memoria de un destierro. Todo eso y más es esa novela no novela que leí en seis horas, apuntó el escritor Benito Taibo.

Al presentar ayer, junto con Mariana H. Bonasso, la novela del autor argentino en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Benito Taibo, promotor de la lectura y director de Radio UNAM, añadió que el texto es un enorme e inmenso homenaje a la memoria de un desterrado argentino, pero lo más sorprendente es el magnífico y absoluto dominio del lenguaje por parte de un autor que se ha dado a conocer como letrista de rock.

Señaló que la memoria es una sustancia gris, sucia, insobornable, terrible y, simultáneamente, maravillosa porque dulcifica los recuerdos. El diario negro de Buenos Aires es la historia de la memoria y la de un hombre que intenta recuperar la patria que le arrebataron para encontrar que nada de eso estaba ahí porque todo eso estaba dentro de él, explicó.

Taibo apuntó que la patria es el lenguaje y el lugar donde uno decide estar, no la que añoramos, soñamos o pensamos, contexto en el que auguró mucho éxito como escritor a Federico Bonasso, a quien conoce desde hace cuatro décadas.

La escritora Mariana H. Bonasso dijo que uno de los aciertos del autor es que él escribe en argenmex. A contracorriente de la canción de Alberto Cortés, Federico Bonasso es de aquí y es de allá; es decir, que es de Argentina y de México, sus dos patrias.

Añadió que la novela de Bonasso no es agridulce sino amargodulce, porque hay una parte amarga, obscura y triste; aunque también existen muchas partes dulces y muy luminosas. Otra de las virtudes de este libro es el humor y esto es algo difícil de conseguir en la literatura, como lo ha hecho Federico, quien te lleva de la carcajada a la orfandad y al desasosiego.

Señaló que existe un fragmento de ese libro que recuerda a Un cuarto propio, de Virginia Woolf, porque su casa solamente consiste en una cama, una lámpara y algunos cuantos libros alrededor, haciendo que el lector se sienta incómodo.    

Para el editor Javier Cayuela, la novela de argenmex es una invitación gloriosa a esa enfermedad que se llama lectura y consideró que su libro es una suerte de melancolía alegre.

Al final de la presentación, el autor dijo que su Diario negro de Buenos Aires nació así: “Cuando escuché a Piazzola hice el ejercicio casi de tortura psicológica, y me di cuenta que hay un tipo especial de pérdida, es cuando te arrebatan tu pasado, cuando unos canallas entran e irrumpen en tu vida y en un país para ocasionar destrozos y crímenes, matando a mucha gente y exiliando a muchos otros más”. 

Federico Bonasso (Argentina, 1967) escribe desde que era niño, incluso antes de dedicarse a la música. Hijo del exilio político, se quedó a vivir en México, país que le dio refugio. Es cantante de la banda de rock mexicano El Juguete Rabioso y compositor para cine. Ha mantenido una relación ininterrumpida con la narrativa y la poesía, respetando la máxima borgiana de no tener prisa por publicar.

Diario negro de Buenos Aires encarna esa dualidad que se reconoce también en las letras de sus canciones: nostalgia y aventura, México y Buenos Aires, la identidad dividida de todo exiliado. Hoy, mientras sigue escribiendo, encabeza La subversión, su proyecto solista.