Imprimir

En las celebraciones del 85 aniversario del Palacio de Bellas Artes (PBA) se dedicó una charla para recordar que este recinto, inaugurado en 1934, es también casa de la letras mexicanas y del mundo, debido a la intensa actividad desplegada en sus diversas salas. En ello coincidieron los escritores Beatriz Escalante, Natalio Hernández, Víctor Manuel Mendiola y Eduardo Casar, quienes participaron en la charla Escritores en el Palacio de Bellas Artes a través del tiempo, la cual se llevó a cabo este lunes 23 de septiembre en la Sala Manuel M. Ponce.

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, realizó esta sesión con el propósito de rememorar a los escritores mexicanos y extranjeros que se han presentado en el PBA a lo largo de su existencia. Ahí se comentó que la presencia de la literatura se dio desde la inauguración del recinto, con la escenificación del texto dramático La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón, pero de manera más intensa desde 1955, cuando se creó el Departamento de Literatura del INBAL.

Desde entonces, en este escenario, el más importante para la creación artística en México, se han realizado ciclos literarios, conferencias, presentaciones editoriales, homenajes, reconocimientos y premiaciones, además de las charlas dominicales, actividades que reflejan la importancia de la literatura en nuestro país.

De tal forma que escritores como Juan Rulfo, Elena Garro, Elena Poniatowska, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan José Arreola, Pita Amor, Emilio Carballido, Fernando del Paso, Jaime Sabines, José Emilio Pacheco y cientos más, han hecho gala de su presencia y forman parte de la vida literaria del recinto del INBAL.

Asimismo, desde 2012 la Coordinación Nacional de Literatura ha intensificado sus acciones de promoción y difusión de las letras en lenguas originarias de nuestro país, cuya oferta editorial se ha incrementado año tras año con el ciclo La primera raíz, hoy llamado Las primeras raíces.

Beatriz Escalante se preguntó si el arquitecto Adamo Boari, cuando construyó el Palacio de Bellas Artes, tenía idea de la gran cantidad de artistas que pasarían por este recinto.

De alguna forma, el PBA ha sido también el muelle agradecido desde el que han zarpado en su viaje al más allá escritores como Paz, Fuentes, Sabines, Pacheco, inclusive a partir de homenajes como a Julio Cortázar. “A estos 85 años del PBA habrán de sumarse otros 85 que permitirán el tránsito de escritores mexicanos que ni siquiera han nacido, pero que brillarán aquí para seguir iluminando la imaginación de México”.

Por su parte, el escritor en lenguas indígenas, Natalio Hernández comentó que el Palacio de Bellas Artes lo ha fortalecido, porque “aquí recibí un homenaje como Protagonista de la literatura mexicana”. En una intervención dada en náhuatl y en español, recordó las ocasiones cuando presentó sus primeros libros y sus participaciones en conferencias, charlas, premiaciones y más.

Dedicó tales palabras a su maestro Miguel Léon-Portilla, quien “ha iluminado el camino de los escritores en lenguas indígenas de México”, y recordó también el trabajo que realizó junto con el escritor Carlos Montemayor para la difusión de las letras en lenguas nativas, lo cual, dijo, se refleja hoy en la intensa actividad que se da en el Palacio de Bellas Artes.

En su momento, Víctor Manuel Mendiola recordó el trabajo realizado por José Muñoz Cota al frente del Departamento de Bellas Artes en 1937, quien a la vez apoyó la presencia de destacados autores extranjeros en México (y el Palacio de Bellas Artes), como Antonin Artaud, quien realizaba un documental acerca de los tarahumaras, y André Breton, quien dio conferencias en este recinto, una de ellas acerca de la película El perro andaluz de Luis Buñuel.

Finalmente, Eduardo Casar consideró que celebrar al Palacio de Bellas Artes en su 85 aniversario es reconocer a toda una institución y que “cada quien es totalmente del Palacio que ha elegido, procurado y cultivado: yo elegí el de Bellas Artes”. Aquí, dijo, presenté mi primer libro, Noción de travesías, en 1981 en el vestíbulo y he estado aquí en otras ocasiones, por lo cual “me siento orgulloso y agradecido con el Palacio de Bellas Artes”.