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Elena Garro nació el 11 de diciembre de 1916 en Puebla y falleció el 22 de agosto de 1998 en Cuernavaca, Morelos. El dramaturgo Emilio Carballido, veía en ella a “una mujer fascinante, tan bella como ingeniosa, tan de París como del campo mexicano. Ya es una leyenda con su persona y sus anécdotas, pero nadie, absolutamente nadie, podrá plasmar en letras esa vida llena de rarezas y fantasías como ella misma; su obra es un largo despliegue de intimidades. Claro, son misteriosas e inaccesibles si las queremos descifrar como algo personal”.

“Los recuerdos son mi inspiración. Si no tuviera recuerdos, ¿qué haría…? Todo lo que escribí son recuerdos (…) Yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga”, afirmó la escritora Elena Garro, considerada una de las figuras más polémicas, contradictorias y fascinantes de la cultura mexicana.

El crítico literario Emmanuel Carballo se refirió a Elena Garro no sólo como la mejor escritora mexicana del siglo XX, sino como alguien que estaba a la altura de los mejores autores del mundo. “Es escritora de la cabeza a los pies, modificante, deslumbrante, innovadora: la literatura era una antes de Elena Garro y es otra después de ella”.

En su opinión, el cuento La culpa es de los tlaxcaltecas es uno de los mejores escritos, y siempre consideró que aunque mereciera todos los homenajes, prefería a Elena Garro como una escritora maldita y mítica autora de una obra perdurable, original, distinta.

El propio Octavio Paz había dicho que Los recuerdos del porvenir fue “una de las creaciones más perfectas de la literatura hispanoamericana contemporánea”.

 Patricia Rosas Lopátegui, especialista en la obra de Elena Garro y su biógrafa, expresa que como gran observadora del mundo y de la condición humana, la escritora no entendía esa terminología del realismo mágico que inventó el mundo académico, ya que, desde su perspectiva, ella transcribía lo que había visto y oído desde que era niña: la realidad o la manera de entender el mundo de los pueblos indígenas que siempre ha estado ahí.

“Si utiliza la interacción entre lo real y lo mágico, es para analizar y cuestionar los prejuicios raciales y sociales que aquejan a la humanidad, porque para Elena escribir sobre esa doble realidad no es más que escribir sobre la vida misma”.

Rosas Lopátegui comenta que los padres de Elena Garro le permitieron el juego y la desobediencia y gracias a esa conciliación, Elena renovó el teatro hispanoamericano y las técnicas narrativas, y creó el realismo mágico (etiqueta que ella aborreció y rechazó). 

Elena Poniatowska también se ha referido a la autora de Los recuerdos del porvenir, como “una verdadera Juana de Arco y un Emiliano Zapata femenino”, en tanto que la ensayista Margo Glantz ha destacado de Elena Garro su anti-solemnidad, su odio a las instituciones, su capacidad crítica, su locura, su gran talento. Novelista, dramaturga, cuentista, memorialista extraordinaria que hizo innovaciones fundamentales en todos los géneros que cultivó de nuestra literatura.

Margo Glantz menciona las obras que le parecen fundamentales. En teatro, Un hogar sólidoFelipe Ángeles, que por su solidez dramática sólo puede compararse en su belleza y densidad política con La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán; en cuento, La semana de colores, que considera perfecto, y Andamos huyendo Lola, narración persecutoria y alucinante; en novela, Los recuerdos del porvenir, poética y política al mismo tiempo, libro premonitorio; Y matarazo no llamó…, enigmática aunque política; Testimonios sobre Mariana, autobiografía novelada; Memorias de España 1937, una antimemoria, y varios libros no totalmente resueltos pero con fragmentos deslumbrantes. “Una gran obra”. 

La narradora y periodista Sara Sefchovich opina que el mundo mitológico, onírico (o mejor, fantasmagórico) y mexicanísimo de Elena Garro (1916-1998) la convierte en la mejor escritora mexicana.

En 1937 Elena garro contrajo matrimonio con el escritor Octavio Paz y en 1939 nació su hija Helena. Al poco tiempo viajaron a Valencia, España, al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.

En 1954 escribió guiones para las películas Sólo de noche vienes, basada en el cuento La culpa es de los tlaxcaltecas (de su autoría) y Las señoritas Vivanco. Sus primeras obras teatrales fueron reunidas en el libro Un hogar sólido (1958).

En 1963 recibió el Premio Xavier Villaurrutia por su novela Los recuerdos del porvenir. Ese mismo año escribió el libro de cuentos La semana de colores. También recibió los premios Grijalbo de Novela 1981 por Testimonios de Mariana; Juan Ruiz de Alarcón de las Jornadas Alarconianas en 1994; Nacional de Narrativa Colima en 1996 por obra publicada y el Sor Juana Inés de la Cruz en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 1996.

Debido a los hechos ocurridos en Tlatelolco en 1968 se exilió primero en Estados Unidos y España, y luego en Francia, donde permaneció 20 años. Al regresar a México en 1993 se estableció en Cuernavaca donde vivió hasta su muerte en 1998.

Un breve ejemplo del amplio estilo de Escritura de Elena Garro es el siguiente: Mi mamá era una señora muy fantasiosa. Muy rara. Porque lo único que le gustaba era leer. Todo lo demás... que se cayera la casa, le venía guango. Siempre se encerraba en su cuarto a leer, y si entrábamos nos decía: “Váyanse, no vengan a estorbar aquí. ¿Qué quieren? “Oye mamá, sabes…” “No quiero saber nada. Váyanse a leer, sean buenas, tengan virtud”. Tener virtud era leer. Entonces nos íbamos a leer. Y Deva mi hermana y yo nos pasamos toda la infancia leyendo. Leíamos todo lo leíble.