• El jueves 11 de julio en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del INBAL

El escritor, cronista y periodista Armando Ramírez Rodríguez fue despedido con la música que amaba y los aplausos de familiares, amigos, colegas, lectores y público que lo quería y admiraba, el jueves 11 de julio en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Entre emotivas palabras de los hijos y amigos de Armando Ramírez y lecturas dramatizadas de fragmentos de sus novelas de mayor renombre a cargo de actores de la Compañía Nacional de Teatro, gente cercana al autor de Quinceañera, así como sus admiradores, funcionarios de los gobiernos federal y local, y parte de la comunidad artística e intelectual de la capital colmaron el recinto dedicado a la literatura para recordarlo con cariño.

 

 

Su hijo Armando agradeció la compañía de los asistentes y expresó que su padre deja un importante acervo y grandes enseñanzas, y que pervivirá en su obra, aunque se extrañe la manera en la que narraba sus historias y frases como “¡qué tanto es tantitito” y “ay, ojitos pajaritos”.

 

Asimismo, con llanto entrecortado, Jimena, su hija mayor, resaltó las cualidades como padre y ser humano del autor de Chin Chin el teporocho, y rememoró algunas anécdotas familiares con “el padre y maestro de mi vida. Nunca se dio por vencido. Él fue así, sólo se enfocaba en hacer las cosas. Una vez me dijo que lo más importante en la vida es saber cuál es tu pasión, y que una vez que lo sabes, lo demás es más fácil. Él encontró su pasión: su ciudad y escribir. Adoraba el Centro Histórico. El recuerdo que tendré de él es su caminar en el Centro. Sé que ahí seguirá el fantasma de Armando Ramírez”.



El coordinador interinstitucional de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Inti Muñoz, refirió que la partida de Armando Ramírez es una gran pérdida para la cultura mexicana y de la capital. “Armando fue pionero en la inmensa tarea de llevar la cultura popular, de los barrios, su lenguaje y costumbres a un público más amplio.



“A esto hay que agregar a que es, junto a Carlos Monsiváis y Guillermo Tovar de Teresa, uno de los grandes cronistas de la Ciudad de México. Armando Ramírez defendía de forma muy clara que Tepito era parte del Centro Histórico, y no un arrabal excluido. Nadie conocía como él las calles del Centro Histórico y de muchísimos de los barrios populares de la ciudad. A eso hay que agregar que fue un gran escritor, un literato, un hombre muy culto, un gran periodista y una gran persona, que reivindicó al lenguaje popular y su difusión a partir de la ironía, el humor y el sarcasmo”, concluyó Muñoz.



Uno de los cronistas de Tepito, Alfonso Hernández, comentó que “después de que el barrio tenía el estigma de Oscar Lewis con Los hijos de Sánchez, Armando, con su obra, se convirtió en el cronista no sólo del Barrio de Tepito, sino de la barriada de toda la ciudad, porque rescató la esencia de la identidad, del habla y del modo de ser del pueblo.



“Siempre en sus novelas, ensayos o entrevistas reivindicó ese México que no quieren ver. No siguió los cánones de los escritores o cronistas oficiales, sino que supo jugar con el lenguaje, recrearlo, adecuarlo y convertirlo en algo irreverente con la puntuación, las expresiones. Deja bastantes aportaciones. Mostró que el barrio no sólo es semillero de campeones, sino también de gente que reivindica la esencia de la cultura popular, y que el barrio seguirá produciendo, con su legado, todo un ejemplo de vida y de trabajo, sobreponiendo el carisma barrial al estigma delincuencial”, dijo el cronista de la alcaldía Cuauhtémoc.



Por su parte el actor Carlos Chávez, quien encarnó al protagonista de la novela Chin Chin el teporocho en la adaptación fílmica dirigida por Gabriel Retes, recordó que conoció a Ramírez antes de que iniciará el rodaje de la película porque ambos formaron parte del colectivo Tepito Arte Acá, así como algunas experiencias en torno a la cinta.



“El Barrio de Tepito participó activa y positivamente. La película tiene una cuestión muy especial: la vemos y parece que está hecha hoy, pero con las calles de Tepito de antaño, porque ya no se reconocen absolutamente en nada. Armando estuvo todo el tiempo checando y apoyándonos, porque él era nuestro contacto con el barrio. El conocía a todos. Por eso funcionó la película, aparte de que en ese momento estaba muy vigente Tepito Arte Acá. Armando aparece en la película dos o tres veces, como empleado de una vinatería”.



A la ceremonia asistieron integrantes de la comunidad literaria y artística, entre ellos la cronista Magali Tercero y Virgilio Carrillo, cofundador y actual titular de Tepito Arte Acá, así como funcionarios, como la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y la titular del INBAL, Dra. Lucina Jiménez.

 

  • El jueves 11 de julio en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del INBAL

El escritor, cronista y periodista Armando Ramírez Rodríguez fue despedido con la música que amaba y los aplausos de familiares, amigos, colegas, lectores y público que lo quería y admiraba, el jueves 11 de julio en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Entre emotivas palabras de los hijos y amigos de Armando Ramírez y lecturas dramatizadas de fragmentos de sus novelas de mayor renombre a cargo de actores de la Compañía Nacional de Teatro, gente cercana al autor de Quinceañera, así como sus admiradores, funcionarios de los gobiernos federal y local, y parte de la comunidad artística e intelectual de la capital colmaron el recinto dedicado a la literatura para recordarlo con cariño.

Su hijo Armando agradeció la compañía de los asistentes y expresó que su padre deja un importante acervo y grandes enseñanzas, y que pervivirá en su obra, aunque se extrañe la manera en la que narraba sus historias y frases como “¡qué tanto es tantitito” y “ay, ojitos pajaritos”.

Asimismo, con llanto entrecortado, Jimena, su hija mayor, resaltó las cualidades como padre y ser humano del autor de Chin Chin el teporocho, y rememoró algunas anécdotas familiares con “el padre y maestro de mi vida. Nunca se dio por vencido. Él fue así, sólo se enfocaba en hacer las cosas. Una vez me dijo que lo más importante en la vida es saber cuál es tu pasión, y que una vez que lo sabes, lo demás es más fácil. Él encontró su pasión: su ciudad y escribir. Adoraba el Centro Histórico. El recuerdo que tendré de él es su caminar en el Centro. Sé que ahí seguirá el fantasma de Armando Ramírez”.

El coordinador interinstitucional de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Inti Muñoz, refirió que la partida de Armando Ramírez es una gran pérdida para la cultura mexicana y de la capital. “Armando fue pionero en la inmensa tarea de llevar la cultura popular, de los barrios, su lenguaje y costumbres a un público más amplio.

“A esto hay que agregar a que es, junto a Carlos Monsiváis y Guillermo Tovar de Teresa, uno de los grandes cronistas de la Ciudad de México. Armando Ramírez defendía de forma muy clara que Tepito era parte del Centro Histórico, y no un arrabal excluido. Nadie conocía como él las calles del Centro Histórico y de muchísimos de los barrios populares de la ciudad. A eso hay que agregar que fue un gran escritor, un literato, un hombre muy culto, un gran periodista y una gran persona, que reivindicó al lenguaje popular y su difusión a partir de la ironía, el humor y el sarcasmo”, concluyó Muñoz.

Uno de los cronistas de Tepito, Alfonso Hernández, comentó que “después de que el barrio tenía el estigma de Oscar Lewis con Los hijos de Sánchez, Armando, con su obra, se convirtió en el cronista no sólo del Barrio de Tepito, sino de la barriada de toda la ciudad, porque rescató la esencia de la identidad, del habla y del modo de ser del pueblo.

“Siempre en sus novelas, ensayos o entrevistas reivindicó ese México que no quieren ver. No siguió los cánones de los escritores o cronistas oficiales, sino que supo jugar con el lenguaje, recrearlo, adecuarlo y convertirlo en algo irreverente con la puntuación, las expresiones. Deja bastantes aportaciones. Mostró que el barrio no sólo es semillero de campeones, sino también de gente que reivindica la esencia de la cultura popular, y que el barrio seguirá produciendo, con su legado, todo un ejemplo de vida y de trabajo, sobreponiendo el carisma barrial al estigma delincuencial”, dijo el cronista de la alcaldía Cuauhtémoc.

Por su parte el actor Carlos Chávez, quien encarnó al protagonista de la novela Chin Chin el teporocho en la adaptación fílmica dirigida por Gabriel Retes, recordó que conoció a Ramírez antes de que iniciará el rodaje de la película porque ambos formaron parte del colectivo Tepito Arte Acá, así como algunas experiencias en torno a la cinta.

“El Barrio de Tepito participó activa y positivamente. La película tiene una cuestión muy especial: la vemos y parece que está hecha hoy, pero con las calles de Tepito de antaño, porque ya no se reconocen absolutamente en nada. Armando estuvo todo el tiempo checando y apoyándonos, porque él era nuestro contacto con el barrio. El conocía a todos. Por eso funcionó la película, aparte de que en ese momento estaba muy vigente Tepito Arte Acá. Armando aparece en la película dos o tres veces, como empleado de una vinatería”.

A la ceremonia asistieron integrantes de la comunidad literaria y artística, entre ellos la cronista Magali Tercero y Virgilio Carrillo, cofundador y actual titular de Tepito Arte Acá, así como funcionarios, como la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y la titular del INBAL, Dra. Lucina Jiménez.