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Poesía para crear espacios de visibilidad, para expresar la otredad, para simbolizar la diversidad de la condición humana fueron parte de las ideas compartidas `por un grupo de escritores el domingo al mediodía durante la lectura poética y narrativa que se realizó en el corredor Ángela Peralta del Palacio de Bellas Artes, con motivo del Día Internacional de la Diversidad Sexual.

 

Más de una veintena de autores se pronunciaron en voz alta, entre ellos la poeta Yadira López: “En una sociedad como la zapoteca, en una sociedad que muchas veces se piensa matriarcal, hay una carga fuerte hacia la figura paterna, lo que influyó a que tomara la decisión de migrar a la Ciudad de México para estudiar”.

Sin embargo —agregó—, fue complicado, porque me enfrenté al racismo de lo que significa ser una mujer indígena y lesbiana. Pero uno no se puede ocultar y, a través de mis textos, empecé a expresar todas estas cuestiones.

La autora del manual Hierbas contra la tristeza explicó que a lo largo de su obra utiliza, de manera simbólica, elementos que tienen que ver con la vestimenta para hablar de las tradiciones de su comunidad: “El huipil, las enaguas, también el metate o el mar, pues yo nací cerca de la playa de San Vicente”, comentó la poeta de Juchitán, Oaxaca.

“En mi obra se combina todo lo que tiene que ver con mis raíces, mis costumbres, pero también lo que tiene que ver con mi identidad sexual; de esta manera, renombro todo este bagaje para enunciar lo que significa ser una mujer indígena lesbiana”.

Para el poeta Ángel Vargas, la poesía no es un espacio para la propaganda política, pero sí es un espacio para que las voces de seres particulares, que entran dentro del espectro de la diversidad sexual, puedan expresarse.

“Me parece que cada persona, sea o no parte de este espectro, aporta algo distinto. En ese sentido, hay un panorama muy amplio de voces, pues no solo hablo de la disidencia sexual, sino de otro tipo de diferencias: culturales, políticas, territoriales. A fin de cuentas, todas las voces enriquecen a la literatura, porque somos distintos y tenemos algo que decir. Sin embargo, estamos bajo la exploración de la poesía misma, del lenguaje, y eso es lo que caracteriza a todos los poetas”, mencionó Vargas.

“Finalmente, la poesía se vuelve, a partir de una expresión individual, la búsqueda de una voz universal. Como poeta me interesa trabajar con el lenguaje, pero también hablar de las situaciones cotidianas, para tratar de equilibrar la claridad discursiva y el rigor lingüístico”, dijo.

El joven escritor, ganador del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2019, destacó que “las voces diversas son necesarias para el panorama de la literatura nacional y gracias a muchos personajes, activistas y escritores es que tenemos espacios incluyentes, escuelas, traducciones. Son autores que nunca olvidaron que en la literatura lo importante es el placer y el goce”.

Posteriormente, el autor dio lectura a fragmentos de su poemario ganador Antibiótica, el cual “es un libro con una temática abiertamente gay, que habla del deseo, que habla del amor, del desamor, a partir de las identidades diversas”.

Entre los participantes también estuvo la poeta Susana Bautista, autora de Babel. Durante su intervención dijo que la voz que enuncia la diversidad dentro de la literatura surge como una forma de resistencia y de visibilización. “Muchos autores, hombres y mujeres, han recurrido al arte para construir una voz, una manera de transformar y visibilizar a personas que tienen una manera particular de amar, de existir.

“Es una construcción que pasa por el cuerpo y, en ese sentido, se manifiesta a través de la palabra. Tiene que ver con el reconocimiento. Son cuestiones que han generado censura, pero también espacios políticos de expresión. El panorama de autores es amplio, pero también de lectores, quienes buscan reconocerse, y no necesariamente son homosexuales, lesbianas o trans, sino heterosexuales que también se reconocen, pues los temas son los mismos: el amor, el desamor, el olvido, la aceptación”, concluyó.