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Escribir un cuento, una novela o un drama no se empieza con una licenciatura o una maestría, es decir, un gran texto literario no lo garantiza un grado académico. La escritura es una y está ahí para todos, pero el talento es de cada persona, coincidieron los participantes durante la primera sesión del ciclo Escuelas de escritura en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

 

Organizado por la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en el encuentro, moderado por Rosalba Velásquez, jefa del Departamento de Promoción y Relación con los Autores de la CNL, participaron Humberto Guzmán, director de la Escuela de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem); Jimena Zermeño, coordinadora editorial de Tinta Chida, y Luis Martín Ulloa, coordinador de la licenciatura en Escrituras creativas de la Universidad de Guadalajara.

Previamente, Cristina Rascón, Coordinadora Nacional de Literatura del INBAL, destacó que la institución lleva a cabo en todo el país una serie de cursos y talleres de creación literaria, unos en línea y otros presenciales, con la idea de fomentar el surgimiento de nuevos escritores en todo el país.

En su participación, Humberto Guzmán comentó que la Escuela de Escritores de la Sogem se fundó en 1986 con la vocación de contribuir en la formación de escritores en las diversas disciplinas de la literatura, como poesía, teatro, ensayo y narrativa, además de la realización de guiones para cine y televisión.

En sus inicios —dijo Guzmán— fue la primera de su tipo en América y España, y actualmente es de las más populares de México, con actividades en la capital del país, así como en Guadalajara y Querétaro. Por sus aulas han pasado escritores renombrados de México, con una gran plantilla de maestros, como Hugo Argüelles, Vicente Leñero, Margarita Michelena, Emmanuel Carballo, Víctor Hugo Rascón Banda y Emilio Carballido, entre otros.

Destacó que esta escuela se encuentra en un proceso de transición importante, con la convicción de que “para la enseñanza de la escritura no hay fórmulas: no se puede enseñar a hacer una gran novela a partir de una ecuación”. Por ello, agregó, “hoy en día cada maestro debe ser un escritor en la práctica, porque su enseñanza partirá de sus propias experiencias”.

En tanto, Jimena Zermeño compartió su experiencia a partir del blog literario y colectivo Tinta Chida, el cual “ha crecido con gran aceptación, al ampliar sus horizontes y no quedarse solamente en un espacio para unos cuantos”.

La página electrónica inició en 2015 y se caracteriza por usar “un español chilango”. Se trata, comentó, de un espacio en el que se da cabida a quienes quieran colaborar con textos literarios y tengan la inquietud “de vivir de la escritura. Nuestra idea es desmitificar ciertas ideas acerca del escritor creativo como un ser solitario y que se forma necesariamente en la universidad”.

Y agregó: “El escritor debe ser un artista creativo que dialogue y se comunique con otros; que tome en cuenta la tradición literaria para saber quién está detrás de él; y luego deber ser una persona que se vea y se exponga, que sepa recibir una crítica, pero que también pueda vivir de su trabajo como escritor”.

En la actualidad, destacó, Tinta Chida da cursos en línea y además ha salido del ciberespacio para acudir a eventos a los que le han invitado y así seguir con su tarea de ser “un facilitador” para quienes desean ser escritores de profesión.

El tapatío Luis Martín Ulloa habló acerca de su experiencia como coordinador de la licenciatura en Escrituras creativas en la Universidad de Guadalajara. Dijo que hace cinco años la casa de estudios invitó a varios profesores a crear la carrera a fin de incentivar el surgimiento de nuevos profesionales de la literatura.

“En los próximos días está por surgir la primera generación de egresados de dicha carrera y la idea es que se titulen con la elaboración de una texto literario y creativo, así como su respectivo marco teórico”.