• Se llevó a cabo un conversatorio donde especialistas reflexionaron sobre el carácter paradojal de la traducción, así como sus pormenores e implicaciones

Con reflexiones y comentarios sobre los pormenores de la traducción y su complejidad, la noche de ayer se llevó a cabo el conversatorio Traducción Literaria: lengua y creatividad, realizado en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia. Participaron los especialistas Nadia López García, Mónica Mansour y Arturo Vázquez, moderados por Cristina Rascón.

 

Para dar inicio a la actividad, Mónica Mansour, investigadora, poeta y traductora, dio lectura a su texto La voz del traductor, y explicó un poco sobre sus motivaciones para incursionar en el rubro:“Empezaré por decir que me encanta traducir textos literarios, precisamente porque es una actividad creativa. Cuando empecé este oficio tuve que traducir, además de literatura, todo tipo de cosas extrañas”.

Mansour resaltó que los textos literarios son un asunto aparte, pues los autores se esfuerzan en la obra y suelen dejar la intención de cuidar sus creaciones, por ello la dificultad de realizar la tarea de traducir. “Cada autor tiene su propia voz, es decir, su propia cultura, su propio lenguaje y su propia idea de lo que es la literatura, sea cuento, novela, ensayo, teatro, poesía o lo que sea”.

Y agregó que “en cada texto, un mismo autor tendrá una intención diferente: qué quiere decir, cómo lo quiere decir y a quién va dirigido. Así queda clarísimo que el traductor de cada texto, ante todo, deberá poder captar las capacidades e intenciones del autor, escuchar sus tonos y matices. Y eso no es todo, el traductor necesitará dominar a tal grado su propia lengua que pueda recrear, a través de su voz, todo lo que captó del texto original, ni más ni menos”.

Durante su intervención, Nadia López, poeta y traductora mixteca, indicó que no existen tantas personas que se dediquen a traducir lenguas indígenas: “Yo escribo tanto en mixteco como en español, y también realizo las versiones tanto del mixteco al español como del español al mixteco. He notado que los escritores en lenguas indígenas tienen una doble función que es la de crear y traducir”.

“Algunos escritores crean su obra en español y alguien más la traduce, o crean en inglés y otra persona traduce al español. En nuestro caso, en lenguas indígenas, no hay tantos traductores. A diferencia del zapoteco, que tiene ya una historia larga de escritura, en el mixteco apenas estamos construyendo ese camino”, explicó López.

Por otro lado, Arturo Vázquez, intérprete y traductor, señaló que el proceso de que un autor realice las traducciones de sus propias obras tiene consideraciones bastantes complejas. “La traducción es un afán utópico, se refiere, por supuesto, a la traducción pensada desde la perspectiva de los cuadros mentales, incompatibles entre las culturas y las civilizaciones”.

Finalmente, Vázquez abordó el estigma que ha caído sobre la traducción, la cual dice que “solo puede ser miserable o esplendorosa, así ha sido una parte de nuestra historia y de nuestra vida. Los traductores nos hemos debatido entre estas dos condiciones, tal vez porque traducir es servir a dos amos”.

“El traductor literario se encuentra irremediablemente atrapado entre la obligación de servir a la obra, al autor y a la lengua extranjera y, en términos estrictos, este sería su primer amo y al mismo tiempo debe servir a su propio texto, a sí mismo y a su lengua, es decir, a su segundo amo”, concluyó.