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“Cuando hablo de esta faceta de mi vida, como creador literario, como miembro de una cultura milenaria como la zapoteca, no puedo ignorar que escribir poemas es una forma de interpretar el mundo”, dijo Esteban Ríos Cruz al recibir el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2018 por Las espigas de la memoria.

 

 

Acompañado por el director general de Culturas Populares Indígenas y Urbanas, Jacinto Chacha Antele; Jorge Gutiérrez, subsecretario de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura, así como del catedrático Aurelio González, el poeta oaxaqueño Ríos Cruz habló sobre lo que para él implica la escritura.

En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el galardonado comentó: “Porque todo poeta tiene una postura ideológica que lo lleva a actuar y nombrar las cosas de una manera que adquieren significados, empiezan a respirar y a caminar para encontrar su identidad en la interacción con los lectores, el acto de la creación literaria es un oficio íntimo que involucra valores y sentimientos”.

Con el título de mi libro, Ca guichu’ guendarieedasiló o Las espigas de la memoria, “obra escrita en mi lengua originaria: el zapoteco del istmo, en la variante de mi pueblo, Asunción Ixtaltepec, Oaxaca, hago una alegoría a la polinización que lleva a cabo la espiga del maíz para que dicha planta produzca su fruto, el elote, que sirve como alimento vital para los pueblos originarios y los pueblos del mundo.

“Los poemas que se visualizan en la milpa de mis sentimientos han sido polinizados por los trozos de momentos que le dan significado a mi existencia y se han vuelto mazorcas desgranadas en versos. Hablan de lo que soy y de mis sueños, dibuja de manera puntual diversos tópicos: los recuerdos de la infancia delineados por mis hijos, la rebeldía por despertar el amor a los orígenes de la raza zapoteca; las costumbres y tradiciones de mi pueblo, el amor a mi esposa”. Son poemas, dijo, que “pretenden transmitir la belleza cotidiana con un lenguaje sencillo, buscando recrear la realidad circundante.

 “Se está escribiendo (en lenguas originales) como un acto de resistencia para despertarnos del marasmo en que nos ha tenido sumida la cultura dominante”, señaló durante su participación el escritor oaxaqueño.

 “Este premio que hoy se me otorga es un reconocimiento a todas las lenguas mexicanas, no solamente al zapoteco. Las culturas originarias tenemos muy claro de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos. La poesía tal vez no cambie la desigualdad ni la discriminación en un país, pero ayuda a transformarnos en seres más sensibles y conscientes. Nos lleva a vivir una trascendencia espiritual qué puede provocar que sintamos la necesidad de construir un mundo mejor, un mundo incluyente, donde quepan todas las voces y todas las razas”.

En su momento, Aurelio González aseveró que Las espigas de la memoria proviene de “la visión ingenua, fresca, elevada de un maestro del ritmo y de la imagen musical”.

La poesía de Esteban “es el fruto cierto de la memoria, una memoria desde la infancia y la juventud por todos los valles y lugares de Oaxaca, y eso nos llega con una sonoridad y un lirismo fresco y esplendido. Aún los no hablantes de las lenguas mexicanas, como yo, pueden decir que su poesía es ritmo, es imagen”.

 Durante la entrega del galardón, Jacinto Chacha recordó que el premio fue instituido en 1993 con el propósito de estimular la creatividad literaria de escritores en lenguas indígenas de México, así como reconocer su contribución al desarrollo de la literatura nacional.