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Gerardo de la Torre es un autor oaxaqueño que se ha dedicado a escribir con originalidad sobre la vida cotidiana de México y sus luchas sociales. El Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Literatura, lo celebrará con una charla entre colegas y amigos en su cumpleaños número 80, para destacar también su faceta como periodista y guionista. Silvia Molina, Felipe Cazals y Humberto Musacchio acompañarán al autor el próximo martes 13 de marzo a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

 

″Lo más difícil para mí ha sido llegar a los 80 años de vida. En cuanto a escritura, jamás sospeché que pudiera publicar un libro″, comentó en entrevista Gerardo de la Torre, quien comenzó a escribir desde muy joven y publicó su primer libro cuando tenía alrededor de 30 años. ″Me gustaba mucho la lectura. Siendo trabajador petrolero ingresé al taller de Juan José Arreola, donde a la larga comenzamos a hacer la revista Mester y publiqué mis primeros cuentos, que después reuní en un libro y que ahora cumple casualmente 50 años″. Ese libro se llama El otro diluvio (1968), colección de cuentos con el que inició su larga trayectoria en el mundo de las letras.

 

La literatura llevó a Gerardo de la Torre a explorar otros linderos. Ha sido guionista de historietas, cine y series de televisión, como Plaza Sésamo, Hora marcada y Águila o sol, entre muchas otras. Ha traducido además a John Grisham (The Firm), Denise Chávez (Loving Pedro Infante) y Michael Meyer (Huerta: A Political Portrait).

 

″He hecho más cosas en la escritura. Aprendí a hacerlas fundamentalmente porque dejé mi trabajo en la refinería de Azcapotzalco y decidí ganarme la vida escribiendo. Hice periodismo cultural con Juan Rejano y escribí historias de distintos tipos. He publicado diez novelas, nueve libros de cuentos y otros misceláneos, lo que me hace llegar a 30 libros publicados. Ahora a lo que más me dedico es a las traducciones; he traducido últimamente a Scott Fitzgerald, a Ernest Hemingway con Adiós a las armas, y una parte de una novela que se llama Soy un gato″.

 

Una de las cosas que más le enorgullecen a De la Torre es haber escrito su tetralogía petrolera. ″Históricamente abordan la expropiación petrolera, el charrismo en todas sus formas, la lucha de trabajadores en el Distrito Federal y la participación de petroleros en el movimiento del 68″, señaló. Estos libros son Ensayo general (1970), Muertes de Aurora (1980), Hijos del águila (1989) y Los muchachos locos de aquel verano (1994), la cual aseguró que es su novela más querida, donde relata su vida después de haber trabajado en asuntos relacionados con el petróleo.

 

″Me costó mucho trabajo hacerla porque la cuidé mucho, porque estuve a punto de renunciar a ella. Pensé: nadie más va a entender esto que escribo aquí. Está influida del quehacer cinematográfico, tiene flashbacks dentro de flashbacks que van hacia adelante y hacia atrás. Cuento muchas cosas y trato de contar la vida de un personaje, que finalmente soy yo, que es Emilio, porque soy Gerardo Emilio de la Torre″.

 

El escritor oaxaqueño ha combinado su gusto por la literatura con el deporte. Ha jugado beisbol y practicado boxeo gran parte de su vida. ″No sería un estilista sin un fajador″, dijo, haciendo una analogía del deporte con su aprendizaje en la literatura. ″El taller de Arreola lo que nos enseñaba por encima de todas las cosas, no era a imaginar; él nos enseñaba a cultivar el amor por las palabras, la artesanía de las palabras, y hasta la fecha lo sigo, me gusta mucho la precisión, el ritmo. Lo que me gusta fundamentalmente es contar cosas políticas, cosas que pasan en la vida de la gente, cosas a veces muy violentas, sobre todo las luchas sociales″.

 

Agregó que el próximo martes 13 de marzo “vamos a aprovechar la ocasión para presentar un libro que se titula La vida rápida. Recoge 50 cuentos, que son los 50 años desde que comencé a publicar. Ese sería el significado, pero también hay un grupo de cuentos inéditos y otro grupo de microficciones. Yo creo que es un libro disfrutable y que además permite reconocer los altibajos de mi carrera como cuentista”.