• El poeta mexicano presentará su nuevo libro titulado La herida de Ulises 
  • Estará acompañado por Alfonso Valencia el miércoles 24 de enero a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes

 

Existen distintas maneras de organizar un libro de poemas, acertó a decir el poeta Diego José (Ciudad de México, 1973): “a partir de una idea dominante que traza su propia unidad o permitiendo que el tiempo haga su labor de cribar el trabajo”. La herida de Ulises, su más reciente libro, se integró con poemas que fueron concebidos hace quince años, pero que permanecieron inéditos, aguardando su lugar en el libro junto a poemas muy recientes que reafirman o contrastan la emoción que los originó, los cuales presentará acompañado por Alfonso Valencia el próximo miércoles 24 de enero a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

“El tiempo funciona como un símbolo que atraviesa la identidad de los poemas, pero de igual manera, ese tiempo es suspendido o superado por el amor, no un amor adolescente sino un espacio donde es posible dar respuesta a Eros”, comentó el autor sobre este libro, el cual tiene como hilo conductor la travesía que emprende el poeta para encontrarse con la musa: volver a Ítaca después de haber naufragado.

El regreso siempre conlleva una suerte de conocimiento. Así lo deja entender el poema que le da título al volumen. 

                                                                     

“La herida de Ulises es la nostalgia de aquello que inevitablemente perdimos; pero también, la posibilidad de aceptarlo y descubrirlo con nuevos matices desde la experiencia. En este sentido, la figura de Ulises me sirvió para comprender las transformaciones del ser en el aprendizaje del tiempo. Ulises permanece detenido dentro del relato mítico, mientras el tiempo transcurre en Ítaca. Su retorno le obliga a tomar conciencia de la historia”, dijo.

 

En La herida de Ulises la presencia del mar es definitiva, más que como un paisaje como una fuerza vital, según las propias palabras de Diego José. “El mar tiene algo de genésico. El mar que arrastra el origen del mundo, que envuelve nuestras historias y que nos revuelca. A veces es necesario partir y volver para olvidar,  comprender o reinventar el relato de nuestra vida. En La herida de Ulises, Ítaca es la mujer en quien encarna la musa. Pero no se trata de una Penélope abnegada sino de una guerrera de carne y hueso que hiere amándonos y amándonos nos cura, que nos deja y nos espera, es decir, alguien con quien podemos reencontrarnos en el oro de los ríos que es el tiempo”.

 

Los poemas que se encuentran al inicio del libro, Ha vuelto la lluvia y Los dones del mar, hablan del ímpetu amoroso sellado por el destino. En cambio, el último poema, que da título al libro, “es una celebración y confirmación de aquello que el tiempo nos regala después de haber descendido a los infiernos o enfrentado a los lestrigones”.  

 

 

Como se nota, a lo largo de este poemario hay muchas referencias a personajes mitológicos, los cuales siempre han estado presentes en los poemarios de Diego José, porque aseguró que siempre busca acercarse a sus simbolismos, no tanto por la referencia culterana sino por la propia energía del mito. “Más que apropiarme de sus significados se trata de interiorizarlos para que el poema adquiera una dimensión distinta, capaz de tocar al lector. ¿Cuántos retornos encierra nuestra propia Odisea?, ¿cuántas heridas nos ha heredado el tiempo?, ¿cuántos caballos tendremos que construirnos para lidiar nuestras batallas?”.

 

Este libro se produjo gracias a que Diego José fue invitado a la librería Mcnally Jackson Books en Nueva York para leer algo nuevo. Fue así como algunos de sus lectores fondearon la edición a través de la editorial independiente Elementum, dirigida por Mayte Romo desde Pachuca, quien consiguió que la Fundación JAPS autorizara usar las imágenes de las piezas que aparecen en los interiores, así como en la portada.

 

“La intención era lograr un libro que fuera un objeto hermoso. La propuesta se hizo desde la Fundación JAPS que puso a nuestra disposición una muestra muy significativa, pensando en el tono del libro, una suerte de espíritu clásico que les agradó. Por esta razón se eligieron los conjuntos escultóricos. Digamos que el resultado se dio por la voluntad de muchas personas entusiasmadas para que la poesía sucediera. Me siento muy agradecido por ello”, finalizó.