*** Presenta el poeta chiapaneco su nueva obra en el Museo Nacional de Arte

 
 

*** Estratos se compone de una variedad y complejidad de motivos poéticos

 

Como su nombre lo indica, Estratos, el nuevo libro del poeta Óscar Oliva, se compone de una yuxtaposición de planos para crear una obra de gran riqueza y complejidad, donde resuena la magia de los pueblos originarios de México, una particular visión abierta a otros fragmentos de la realidad e, inevitablemente, el horror de la violencia.

 

 

Estratos será presentado el próximo jueves 26 de mayo a las 19:00 horas en el salón de recepciones del Museo Nacional de Arte, con la participación del poeta Juan Domingo Argüelles y el autor.

 
 

*** Presenta el poeta chiapaneco su nueva obra en el Museo Nacional de Arte

 
 

*** Estratos se compone de una variedad y complejidad de motivos poéticos

Como su nombre lo indica, Estratos, el nuevo libro del poeta Óscar Oliva, se compone de una yuxtaposición de planos para crear una obra de gran riqueza y complejidad, donde resuena la magia de los pueblos originarios de México, una particular visión abierta a otros fragmentos de la realidad e, inevitablemente, el horror de la violencia.

 

 

Estratos será presentado el próximo jueves 26 de mayo a las 19:00 horas en el salón de recepciones del Museo Nacional de Arte, con la participación del poeta Juan Domingo Argüelles y el autor.

 

Este nuevo libro de Óscar Oliva inicia con un epígrafe del filósofo alemán Walter Benjamin, que reza: “Pero entonces su imagen se separa de él, se ha vuelto transportable”. Es notable a lo largo del poemario la presencia de las ideas de este pensador, sobre todo aquellas que se refieren al “aura” de la obra de arte, entendida ésta como ese aire cuasi-religioso que rodeaba a las piezas de arte y que en la época industrial y tecnificada se ha perdido. Así, en Estratos está presente la propuesta de regresarle al poema su “aura” y con ella su carácter mágico, aunque no necesariamente religioso, sino más bien la magia de los pueblos originarios de México, pues como lo explica el autor:

 

 

“Yo no hablaría de lo religioso (del poema), sino hablaría más bien de lo mágico, tomado del pensamiento de nuestros pueblos originarios de México, y principalmente de los de Chiapas, que son los que yo más conozco. De ahí la cita, porque pienso que los espejos también son un retorno y un presente, y que el juego de los espejos en este libro, Estratos, es precisamente situarnos como una capa sobre otra capa, ya sea, imitando la piel humana o las montañas y los ríos del mundo. Mi poesía en Estratos quiere ser también fragmentos de la realidad, fragmentos de los diversos espejos que van conjugando el ser de la humanidad”.

 

 

En esta búsqueda de la magia, en los textos que componen Estratos se trasluce una concepción del universo singular, en la cual las más pequeñas cosas de la cotidianidad se revelan como una representación de un orden superior, todo ello como una relectura de las correspondencias universales de los poetas simbolistas, como Baudelaire, Rimbaud o Mallarmé, a los cuales, Óscar Oliva retorna con asiduidad. Así, por ejemplo, en uno de los poemas de Estratos, leemos:

 

 

“Tu habitación parece la cabina de una nave espacial, bajo el oleaje de otros planetas. A 432 mil kilómetros de tu cama, la piedra cósmica de 50 millones de toneladas pasa rozando tu cabeza. Te abrazas a ella, emparejándote. Buceas en el líquido amniótico y vas hasta la ventana que da al cerro de cal. ¿Cuántas flores habrán caído?”

 

 

En este pasaje se muestra que el poeta no se queda en la recreación de la tradición, sino que la actualiza al ponerla en diálogo con el discurso científico actual. Así, la correspondencia simbolista se encuentra con los objetos fractales de la ciencia moderna, y el microcosmos contiene dentro de sí al macrocosmos. En Estratos, la ciencia moderna se vuelve una ventana a través de la cual el poeta contempla otras realidades.

 

 

En Estratos, Óscar Oliva explora la relación del arte con la ciencia actual, y en sus textos, el poema y la ciencia se ofrecen como portales a otras realidades. Por ello explica el poeta, su interés en “los teóricos-físicos que anuncian distintos mundos, no desde un punto de vista paranormal o psíquico, sino más bien con una realidad que se nos va acumulando y que se ha ido acumulando a través del tiempo”.

 

 

La poesía de Óscar Oliva ha sido caracterizada por sus estudiosos como una poesía que asiste como testigo a su realidad. Tal carácter se manifiesta también en Estratos, donde inevitablemente aparecen como motivo poético los decapitados, secuestros, violaciones y las “matazones” que cotidianamente sufre el país.

 

 

Frente al horror de la violencia, que cada día crece, ante eso que Óscar Oliva califica como “la furia desencadenada de los delincuentes a los que llaman un poco suavemente criminales organizados”, la tarea del poeta es sobre todo, afirma, “decir” y consignar el horror desde la palabra. “Lo que yo he podido hacer en Estratos es decir el horror, más que denunciarlo, más que tolerarlo, más que estar dentro de ese remolino que por supuesto nos toca a todos, y dentro de ese remolino también estamos viviendo”.

 

 

En la actualidad, apunta Óscar Oliva, el poeta ya nos es aquel, como se pensó en el siglo pasado, el iluminado, el mesiánico que toca todos los dolores del mundo”, sino ahora le toca asistir a ese dolor y a ese horror como un testigo de la palabra.

 

 

Óscar Oliva (Tuxtla Gutiérrez Chiapas, 1938) estudió filosofía y letras en la FFyL de la UNAM e Historia universal en la Universidad Veracruzana. Ha sido profesor de literatura en San Cristóbal de las Casas y en la Universidad Veracruzana; investigador en el Centro de Estudios Históricos de la Revolución en Veracruz y el Centro de Estudios Literarios de la UNAM.

 

 

Ha sido jefe del Departamento de Literatura del INBA, del Departamento de Cultura de la Dirección de Cultura y subdirector de Culturas Populares de la SEP, así como director de la Revista de Bellas Artes (segunda época).

 

 

Ha colaborado en las revistas y suplementos literarios Ateneo, Casa de las Américas, Cultura Sur, El Corno Emplumado, El Rehilete, Escarabajo de Oro, LAM, La Palabra y El Hombre, Letras Nuevas, México en la Cultura, Pájaro Cascabel, Prisma, Revista de Bellas Artes (segunda época), Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México, y Situaciones.

 

 

Su obra ha sido reconocida con los premios Enrique González Martínez (1969); Nacional de Poesía Aguascalientes por su libro Estado de sitio (1971); de Poesía del DDF (1981) y Premio Chiapas de Literatura por su aportación a la lírica de México.

 

 

Perteneció al grupo La Espiga Amotinada. Su poesía está grabada en la colección Voz Viva de México. Su poesía ha sido llevada a escena por el director teatral Germán Castillo y por la coreógrafa Cecilia Lugo.

 

 

Su obra poética comprende los libros La espiga amotinada (colectivo, 1960); Ocupación de la palabraEstado de sitio (1972); Trabajo ilegal, poesía 1960-1984 (1985); La realidad cruzada de rayos (1988); Antología poética (1998); Ecouter le monde/ Escuchar el mundo (2000) y Lienzos transparentes (2003). (colectivo, 1965);